Manzanillo fue el tercer puerto que crearon los españoles en el Pacífico.
En el año de 1800 frente al área del muelle fiscal había un frondoso árbol de Manzanilla, de donde los lugareños tomaron el actual nombre de Manzanillo. Sin embargo, en lengua náhuatl, el nombre de Manzanillo es Cozcatlan, de Cozcatl (collar o gargantilla) y Tlan (lugar), que significa "Lugar de joyas, collares, gargantillas" o también "Donde se hacen collares"
Hoy en día Manzanillo es considerado el puerto más importante del país por sus inmejorables condiciones que permiten el atraque de buques de gran calado, posee una infraestructura con tecnología de punta que permite el movimiento de millones de contenedores anualmente.
Como una curiosidad añadiré que en Manzanillo se encuentra el Museo de la Perversidad donde se exhibe la crueldad del ser humano cometida en la Época Medieval y por la Santa Inquisición. Tiene obras del artista Arturo Méndez Licon.
Su dirección: Avenida. Juárez, a unos pasos del Palacio Municipal.
Un viaje lleno de sorpresas
Lo primero que hicimos fue visitar la Bahía de Manzanillo donde se observan muchos barquitos de pesca y botes de recreo.
En el malecón se yergue una gran escultura de metal: “El Pescador”, realizada por Rubén Hernández Guerrero e inaugurada en 2008, representa a un hombre del mar en plena faena…
Hay además otras esculturas famosas del mismo artista en el territorio : “El Vigía”, “El Estibador” “La Cazadora de Estrellas” y “El Marino”.
Después de tomar fotos y respirar el aire puro y fresco que nos rodeaba, seguimos rumbo a nuestro hotel.
Hotel Tesoro Manzanillo
De construcción moderna y muy alto, nos saluda con su blancura desde la distancia. Al llegar, vemos un movimiento de personas inusual, muchos turistas saliendo, mucho turistas entrando, era justo el cambio de turno en las reservaciones.
Después de registrados, nos pasaron a una de sus cafeterías en la playa donde podíamos comer mientras esperábamos la entrega de las habitaciones.
Nos sorprendió un verdadero paisaje marino, pues además de ver personas bañándose en la playa y la alberca (en México a la piscina se le dice alberca), a lo lejos, se divisaba rodeada por el mar, una pequeña isla, más bien un peñón, que los turistas pueden visitar en excursiones pagadas.
Tanto el peñón como la playa, estaban inundados de aves: pelicanos, gaviotas, tijeretas y pájaros de distintos tipos y plumajes, que vuelan en sus orillas sin alejarse por la presencia de seres humanos. Muy extraño y sorprendente para mi, cubana acostumbrada a no ver ningún ave cerca de las playas de su país…
Finalmente, después de almorzar, nos entregaron las habitaciones, todas en pisos superiores, muy bien amuebladas, televisión con cable, microwave, refrigerador y balcón a la playa.
Este hotel, independientemente de la modernidad de sus habitaciones y de la variedad de restaurantes y cafeterías que posee, ofrece muchas atracciones tanto en su cabaret como en las piscinas. Tiene además una tiendita para comprar souvenirs y hay opciones de paseos y de pesca en barco por la bahía.
El agua de la playa es muy fría, como en todas las que están frente al Océano Pacifico. Es época de ciclones pero, por suerte, el tiempo estuvo de maravilla durante nuestra estancia.
Nuestro paso por Colima
El día del regreso, se decidió almorzar en el centro de Colima, por donde teníamos que pasar para llegar a Guadalajara. La ciudad es una mezcla de lo antiguo y lo moderno.
En su centro está la plaza tradicional donde abundan las palomas que se acercan buscando migas de pan… en contradicción, están las plazas comerciales que ofertan lo último de la moda. Tomamos un refrigerio en una de las cafeterías de la plaza más cercana y después paseamos admirando las tienditas de artesanías donde compramos recuerdos para la familia.
Fue una bonita excursión que me permitió conocer una playa más de este país.
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