Mamey en Cuba, Zapote en México, es una de las frutas más sabrosas y
nutritivas que podemos degustar en diferentes formas.
Mamey
Originario del sur de México y el norte de Sudamérica, sus frutos son bayas de
hasta 20 cm de largo, ovoides, de color moreno rojizos y textura áspera.
El mesocarpio es dulce, carnoso, de color naranja a rojizo, con pequeñas
cantidades de látex cuando está inmaduro y contiene una semilla de hasta 10 cm de largo,
elipsoide, y de color negro.
La fruta se come cruda o hecha en batidos y helados. Puede ser utilizada
para producir mermelada y jalea. Algunos consideran que es un afrodisíaco.
Beneficios del Mamey
- Es una excelente fuente de vitamina B6 y vitamina C, riboflavina, niacina, vitamina E, manganeso,
potasio, carotenos y fibra dietética. Es rica en hierro y fósforo, ambos
minerales esenciales para la correcta nutrición de nuestro cuerpo.
- La fibra que contiene puede ayudar al sistema digestivo a procesar los
alimentos en óptimas condiciones y evitar problemas comunes como el
estreñimiento.
- En la medicina tradicional, se emplea como tratamiento a padecimientos
oculares, y del cuero cabelludo, de ahí que se puede encontrar en productos
cosméticos. La gran semilla negra y brillante de su interior es conocida como
pixtle, del que se extrae un aceite que se suele utilizar como tónico que ayuda
a reducir dolores musculares o reumáticos.
Mamey en México
Al mamey también se le conoce como zapote mamey o tetzontzapotl, palabra
náhuatl que significa “zapote color de tezontle” por su color semejante a esta
piedra volcánica de construcción.
Yucatán es el principal productor de mamey a nivel nacional, seguido de
Guerrero, Quintana Roo, Chiapas, Michoacán y Tabasco.
Podemos encontrarlo en tianguis y mercados locales, principalmente entre
febrero y julio.
Mamey en Cuba
No es autóctono de Cuba pero al llegar los colonizadores españoles ya los
aborígenes lo consumían. Con el tiempo todo batey y casa de campo tenía este
árbol cuyos frutos se vendían en puestos
de frutas y por vendedores ambulantes
Muy consumido por los cubanos, el vaso pequeño de batido costaba 10 centavos y
el grande 0.20c mientras que el helado en un
puesto de frutas de los chinos costaba 3 quilos una bola y 5 quilos dos
bolas.
Hoy el mamey escasea y cuando se encuentra es muy caro para el
presupuesto del cubano.
La hora de los Mameyes
Esta conocida frase popular cubana tiene su origen en el siglo XVIII.
Una escuadra naval británica dirigida por el conde Abermale atacó en 1762 y
causó graves daños al Castillo de los Tres Reyes del Morro, que se creía hasta
ese momento inexpugnable y terminara apoderándose de la entonces llamada Villa
de San Cristóbal de La Habana.
Durante la ocupación inglesa (que duró 11 meses), se cerraban las puertas de la Muralla y se
disparaba el cañonazo de las 9 p.m., implantando un toque de queda donde únicamente
los soldados podía circular y contadísimas personas naturales muy bien
autorizadas
El habanero basado en los uniformes
ingleses (negro y rojo) llamaba a
los soldados "Mameyes", de ahí llegó la hora de los Mameyes...
La ceremonia del Cañonazo de las 9 pm se realiza desde la Batería de
Ceremonias de la Fortaleza de La Cabaña y se ha mantenido a través de los siglos.
Hoy en día es un atractivo turístico al que asisten todas las noches turistas nacionales y extranjeros. Con una precisión cronometrada inicia el acto. El jefe de dotación da las órdenes. Los artilleros toman la cuchara de carga, vierten la pólvora por la boca del cañón, la comprimen a baquetazos junto a los sacos de yute que funcionan como falso proyectil. Todos miran expectantes. Un estruendo ensordecedor ilumina de súbito el entorno. El público aplaude emocionado.
Son
las nueve de la noche en la capital de Cuba.
Los cubanos al oírlo ajustan sus
relojes.
Para saber
- Una manera sencilla de saber si el
mamey está listo para comerse es tocándolo. Si está muy
dura la cascara, no está listo para consumirse. Fijarse además en el color,
cuando está en su punto es rojo con tonos naranjas y brillantes.
Si compró mamey, pero aún se siente muy duro, puede
envolverlo en una hoja de periódico para que madure más rápido; debe
revisarse diario, pues si deja que pasen
los días, puede echarse a perder. Puede usar el hueso de mamey para preparar
una rica y refrescante agua.
-Actualmente la expresión La Hora de los Mameyes equivale a hacer las
cosas por la fuerza.
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