Desde que nacemos estamos rodeados de sonidos.
Algunos nos acompañaran toda
la vida, esos, nos traen recuerdos de épocas pasadas, buenas o malas…
Sonidos
El sonido que oímos (entre 20 y 20 000 hercios) consiste en ondas
sonoras y ondas acústicas que se producen cuando las oscilaciones de la presión
del aire, son convertidas en ondas mecánicas en el oído humano y percibidas por
el cerebro.
Los sonidos son capaces de despertar recuerdos dormidos. Desde
niños atesoramos sonidos que permanecen guardados en el subconsciente.
De la juventud y de nuestra vida adulta
también guardamos experiencias. Hay sonidos que nos hacen evocar y revivir momentos memorables.
Se recuerda mejor lo que tiene mayor significado para nosotros.
Muchos de nuestros recuerdos a través de sonidos están influidos por el
entorno donde los oímos. Son distintos los recuerdos de quien vivió desde su infancia en el campo
o en la ciudad.
Al que nació y se crió en el campo le traerá
buenos recuerdos el canto del gallo al amanecer o el de los grillos en la
noche, el sonido del río al correr y el canto de los pájaros, mientras que el
de la ciudad quizás recuerde las campanadas de la iglesia o el pitido de un
tren que pasaba cerca de su casa, el pregón de los vendedores ambulantes o la
filarmónica que anunciaba al afilador de
cuchillos y tijeras.
Al crecer nuevos sonidos se incorporan a
nuestra vida como el del trompo al deslizarse y el que hacíamos con los patines por la acera, el tintineo del heladero llamando clientes,
el raspado del hielo del granizadero, la
aldaba al tocar una puerta y la caja registradora de palanca al pagar en los
establecimientos comerciales .
El tecleo en una máquina de escribir, el sonido de
un teléfono de disco y su timbre extendido en llamadas de larga
distancia, el de los pedales de la
máquina de coser Singer, el cucú del reloj, el timbre de una bicicleta, la estática de la televisión y el sonido de la
aguja sobre el disco de vinilo cuando acababa eran parte de nuestra vida.
Con el desarrollo tecnológico nuevos sonidos se hicieron comunes como el de la computadora conectándose a Internet a través de un módem telefónico, el de una máquina de fax, de una máquina sumadora, el de una cinta de casette al rebobinarse en la grabadora o en el video
Algunos permanecen, por ejemplo, la campana de la basura, los pregones en los tianguis para atraer a posibles compradores y las tradicionales canciones infantiles.
Por otra parte, los sonidos pueden alertar de posibles riesgos.
Vienen a la mente el claxon de un auto, el silbato del tren, las alarmas contra incendio, y las alarmas por
sismos , pues el oído puede utilizar esos sonidos como garantía de seguridad.
Otros nos avisan de dejar la vía libre como el de los carros de
bomberos, las patrullas de policía y las
ambulancias.
Sonidos desagradables
Hay sonidos que a algunos les producen miedo como oír los
truenos en una fuerte tempestad esperando si caerá un rayo.
Otros son desagradables al ser humano como el goteo de una pila, cuando
una tiza chirría contra una pizarra, un taladro al romper el pavimento de las calles,
cuando se acopla el sonido de un micrófono, el llanto desmedido de un bebé o la
alarma de un automóvil.
Mis Sonidos preferidos
He acumulado en mi memoria sonidos que me traen buenos recuerdos. Entre ellos están:
El que producía el cabo con tinta sobre el papel en la clase de Caligrafía y el de una máquina de escribir, la campanita del heladero Reno al pasar todas las tardes por mi casa, el de la cafetera italiana haciendo el café, las olas del mar contra la orilla de una playa, música instrumental y canciones de distintas épocas de mi vida, un reloj cucú al dar la hora, el ruido de las fichas de dominó al moverlas antes de empezar el juego y otros
Para saber
La misofonía es una afección
provocada por una fuerte reacción
a sonidos y ruidos específicos. El nombre «misofonía» y su definición provienen
de las palabras latinas «miso» (odio) y «phonia» (sonido). Esta afección no debe confundirse con la
hiperacusia, que consiste en percibir ciertos sonidos de una forma anormalmente
alta, y sentir incluso dolor físico al escucharlos.
Ambos son trastornos relacionados con una disminución
de la tolerancia al sonido.
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