El viaje en avion

Azafatas jóvenes, bonitas, muy amables. Comienza el viaje, a pasaje completo, muchos turistas extranjeros, la mayoría mexicanos, el avión despega, se siente como una cosquilla en el estomago, avisan que ya se puede usar la computadora, uno se relaja, lee una revista, un periódico, el capitán habla por el altoparlante, nos da la bienvenida, explica condiciones del vuelo, ponen una película, es  fácil concentrarse en ella, acorta el tiempo de la travesía.

Pasan con un carrito,  reparten bebidas y comida en una cajita, variada, muchos comen, algunos desaforadamente, otros con paciencia, yo no como, el miedo no me lo permite. Mi compañera de viaje se burla, ella si se come lo de ella y lo mío.

Pasa el tiempo, de repente, anuncian que ya estamos llegando, si el pasajero quiere ver el Popocateptl, debe mirar por la ventanilla izquierda. Lo hago, me deslumbro, es una maravilla, será un anticipo de todo lo bueno y lindo que podre observar en ese país hermano?

Aterrizamos, vuelta a pasar por el tubo y ante nosotros, el aeropuerto del DF. Inmenso, abarrotado de gente, de aquí salen cientos de vuelos diariamente a diferentes países.

Llegamos y… comienza la aventura.

Unos amigos nos esperan.

Este día tiene una connotación especial no solo para mí sino para todo México. Es el 1 de noviembre, uno de los más tradicionales de este hermoso país: Día de los muertos.

Mientras esperábamos  el tiempo necesario para el cambio de avión, nos  invitaron a entrar en una cafetería del aeropuerto a tomar un café. Para mi sorpresa, ese lugar estaba ambientado en honor a la fecha. Mesas con panes de muertos, calaveras de dulce, esqueletos que colgaban y otras cosas típicas del Día de muertos.

Esta celebración mexicana de origen prehispánico que honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza el 1 de noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.  Todas las calles están adornadas a propósito de la fecha, las familias van al cementerio (aquí se le dice panteón) a visitar a sus muertos, se celebra en escuelas y centros de trabajo donde  se hacen altares de muertos, al igual que en las casas,  los comerciantes venden muchos artículos típicos alusivos, en fin, es algo indescriptible, es un homenaje a la vida y a la muerte.

Que diferente a Cuba!  Allá el Día de los Difuntos, como se le llama, solo consiste en visitar a los muertos en el cementerio y llevarle flores. En las iglesias ofician misa, no se ve ningún adorno alusivo en las calles, ni hay programas en la televisión hablando de la fecha. Es un día triste, muy diferente a lo que sucede en México.

Al llegar a Guadalajara, mas tarde en la mañana, pude observar en la TV local documentales que relataban el origen de esta tradición y como se celebra  en distintos lugares del país.

Para mí, extranjera recién llegada por primera vez a este país, fue una oportunidad única de conocer de cerca todo lo relacionado con ella.

Noche de teatro

Esa noche, nos invitaron al  teatro Degollado, el mejor de la ciudad, a presenciar la puesta en escena del Don Juan Tenorio, obra imprescindible de ver ese día. Las filas eran largas, muchos estudiantes de secundaria y prepa estaban con sus profesores para verla. El teatro repleto, solo pudimos sentarnos en un balcón pero se veía perfectamente. La obra, muy bien actuada, el momento y el por qué estábamos allí, seria inolvidable...

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Viajar es un placer caro, pero, a veces...sale barato.