miércoles, 2 de febrero de 2011

Un paseo por el Centro Historico


Una de mis primeras salidas en Guadalajara fue cumplir el rito de todo extranjero, visitar el Centro Histórico. Al bajar del auto en que iba acompañada de amigos, lo primero que me llamo la atención fue la extensión de la Plaza de la Liberación cuyo  nombre proviene del decreto de abolición de esclavitud en México firmado por el Padre Miguel Hidalgo y Costilla en 1810 en el Palacio de Gobierno ubicado al lado sur de dicha plaza. Es también conocida por Plaza de los Tres Poderes o  la Plaza de las Dos Copas en alusión a las dos fuentes que la presiden, construidas entre 1948 y 1954, diseñadas y creadas por Ignacio Díaz Morales.
Se encuentra rodeada por construcciones importantes y características de la ciudad: la catedral, un costado del Museo Regional, el Palacio Legislativo, el Teatro Degollado,  un costado del Palacio de Gobierno, el Museo de Cera y el Museo  Ripley .
En su lado norte se yergue  una estatua de bronce de don Miguel Hidalgo y Costilla de 4 metros de altura, y  bajo esta Plaza,  hay un amplio estacionamiento indispensable para el que va en auto a esa zona de la ciudad ya que en las calles inmediatas es prácticamente imposible parquear.
Esta Plaza acoge durante el año eventos deportivos al aire libre, campañas políticas, conciertos,  exposiciones de cantera y es punto de reunión de los tapatíos.
Una curiosidad: ciclistas uniformados a un lado de la plaza,  policías que utilizan este medio de transporte  para cumplir sus labores ya que el tráfico aquí es tan complicado que una perseguidora no podría hacerlo. La plaza está llena de personas, extranjeros que al igual que yo, van en busca de lo mas autóctono de la ciudad, familias enteras de paseo, hombres y mujeres de diferentes edades que pasan por allí como medio de acortar distancias a su lugar de destino.
Para una cubana que no tenía acceso al celular en su país, fue una sorpresa ver a un limpiabotas  ( aquí se le dice bolero) hablando por celular, este medio de comunicación esta tan extendido en la ciudad que es común ver a niños usando uno, como una forma de  control de los padres.

En fin, ya estábamos allí, después de la sesión de fotos de rigor, nos invitaron a tomar una nieve, en México  se le dice así a lo que los cubanos conocemos como helado. La sirven con muchos ingredientes adicionales que están expuestos en un mostrador de cristales para que el cliente escoja los que más le gustan. Al lado de esa heladería, hay una dulcería donde venden una variedad amplia de dulces y pasteles para acompañar la nieve.
Especialmente me gustan lo que en Mexico se le llama pan dulce o donas, son riquisimas!
 Las hay de fresa, chocolate, vainilla y otras variedades.
Nos sentamos en un banco a saborear el helado y observar el ir y venir de personas, cuantas historias, cuantas incógnitas, cuantos sueños en cada una…
Pero, el tiempo pasa y hay tantos lugares atractivos que visitar!
En las próximas entradas los iré describiendo.

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