Participar en la Cuaresma y Semana Santa son actividades que los creyentes católicos practican todos los
años. Entre ellas, ir a la iglesia y no comer ciertos platos.
En su lugar, hay una gran variedad
de recetas apropiadas para estos días, como la capirotada.
Antecedentes
En la Antigua Roma se ubica el antecedente de la capirotada. La receta consistía en trozos de pan bañados en vinagre con agua, con capas de hígados de pollo, queso, alcaparras y pepinos.
Con el nombre de Sala Cattabia, quedó registrado en el libro “De re coquinaria” de Marco Gavio Apicio, hacia finales del siglo IV y comienzos del V. En España, se preparaba también con ingredientes salados y con embutidos, pero cuando llegó a la Nueva España, lo que hoy es México, evolucionó hasta lo que conocemos actualmente. La capirotada dulce con los años se convirtió en el postre tradicional de la Cuaresma
Capirotada en México
Traída a México por los conquistadores españoles, en los recetarios de la Nueva España, la capirotada aparece sin carne y Fray Gerónimo de San Pelayo la describe en su” Libro de Cocina” (1780), como un plato de vigilia. Durante tiempo, tanto la capirotada de carne, como la de vigilia coexistieron en México, la de vigilia desplazó al platillo con carne.
Sus ingredientes principales aluden al cuerpo de Cristo y su muerte.
Actualmente en México, se sigue haciendo en estados como Nayarit, Jalisco, Zacatecas, Sonora, Michoacán, Guanajuato y Nuevo León.
Receta
Ingredientes: Jarabe de piloncillo (hecho con 2 litros de agua y 2 piloncillos en trozos de 225 g cada uno), también puede sustituirlo con dos tercios de melaza; 20 cm de canela en rama, 1 taza de pasitas negras, 16 rebanadas de pan bolillo de 1 cm de grosor, 2 tazas de aceite de maíz, ⅓ de taza de cacahuates pelados y tostados más 50 gramos de queso blanco desmoronado.
Preparación: Caliente en una olla el agua con el piloncillo y la canela; hierva a fuego bajo por 25 minutos, moviendo de vez en cuando para asegurarse de que el piloncillo se deshaga. Incorpore las pasitas y retire del fuego. Mantenga caliente.
En un sartén eche un poco del aceite y fría las rebanadas de pan por ambos lados; añada poco a poco más aceite conforme vaya friendo las demás rebanadas. Colóquelas sobre servilletas de papel para retirar el exceso de aceite; reserve.
Precaliente el horno a 180 °C.
En un molde cuadrado de 20 centímetros por lado aproximadamente, haga una cama o capa de pan, bañe con el jarabe toda la superficie y coloque encima los cacahuates y las pasitas. Repita este paso hasta lograr 2 o 3 capas más de pan (utilice todos los cacahuates y las pasitas). Finalmente, espolvoree el queso en la superficie. Cubra con papel aluminio y hornee durante 1 hora. A mitad del horneado, revise y añada más jarabe, asegurándose de que todo el pan esté bien empapado
Puede adornarla con coco. Sirva caliente, tibia o fría.
Beneficios de la Capirotada
La canela es rica en calcio, manganeso, fibra y antioxidantes. Ayuda a la formación de huesos fuertes y a combatir los radicales libres, reduciendo el riesgo de tener enfermedades cardiacas o algunos tipos de cáncer, así como al fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico y al retraso del proceso de envejecimiento.
La pasita contiene gran cantidad de antioxidantes como el resveratrol y la zeaxantina, que tienen un efecto cardiovascular protector. Por su cantidad de fibra también es un buen prebiótico que ayuda a mantener saludable la microbiota intestinal. También es fuente de calcio, potasio y hierro.
El queso es muy buena fuente de vitamina
A, calcio y proteína.
Los cacahuates favorecen la salud cardiovascular. También son
fuente de proteína.
El clavo de olor es fuente de eugenol y flavonoites, es antiinflamatorio, mejora la digestión y
la estimulación de una buena circulación.
Para saber
La palabra capirotada deriva de “capirote”, el cual es un gorro alto y puntiagudo que usan ciertos sacerdotes en las procesiones de Semana Santa. El Capirote tiene su origen en el Reinado de los Reyes Católicos en el siglo XV, tras la creación del Tribunal de la Santa Inquisición, su significado era castigar a las personas por motivos religiosos. Se complementaba con una prenda de tela que le cubría el pecho y la espalda, a esta prenda se le denominaba san Benito.
Esta vestimenta fue adoptada por algunas cofradías de Semana Santa. Todo esto ha evolucionado y, hoy en día, también lleva cubierto el rostro para el anonimato de la persona.
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